domingo, 2 de noviembre de 2008

Con las maletas listas y pincel en mano, empezó a limpiar la puerta, pensando en todo lo que haría e imaginando ese día tan esperado.
Mas sin nunca imaginarlo, llegó un ave citrina, con un mensaje de muy lejano.
Al abrirlo, se cayó el pincel y las hojas donde escribiría, quedó congelado; tiritaba.
Se tendió en el agua estancada, y sentía como su corazón palpitaba aceleradamente.El agua era como una tina tibia para su congelada presencia.
Y pensaba "Se fue mi esposo, para siempre... y esa palabra solo tiene su cara, mas ni ella recuerdo".
Abrió su mano, y en un papel mojado decían las palabras "He moved on".